Ayer Juan Manuel Sánchez Gordillo, el
mítico alcalde de Marinaleda y sindicalista comprometido y combativo encabezó en
la provincia de Sevilla una acción reivindicativa expropiando alimentos en dos supermercados
de la cadena valenciana Mercadona, llenando carros con comida de primera
necesidad para familias que están en una situación tan precaria que no tienen
ni para comer. Este hecho, más simbólico que delictivo, ha abierto la caja de pandora.
En un país como España, con un paro cercano a los 6 millones de personas, donde
una de cada cuatro familias no tienen nada para llevarse a la boca, donde se
está pidiendo un rescate para la banca de cerca de ¼ de billón de euros para
salvar a los sinvergüenzas que han estado timando, estafando, arruinando y
llevando a la miseria a tantas personas, pues resulta que en este país, Sánchez
Gordillo es un ladrón y un sinvergüenza.
Yo no voy a entrar en que si es
demagógico las acciones del alcalde de Marinaleda, por su condición de
activista y de miembro de la casta política. Pero es que es justo decir también
que no todos los políticos son iguales, y no sería justo comparar a Gordillo
con Andrea Fabra, Francisco Camps o Toni Cantó (este último muy activo anoche
en twitter, metiendo mierda contra Gordillo y contra IU), y el acto
protagonizado por el SAT solo pone en evidencia lo que otros quieren negar, la
miseria a la que se está llegando.
Pero lo más gracioso de todo, es que
también han salido un montón de “dueños” de Mercadona, una empresa que trata a
los trabajadores y a las trabajadoras como mercancía y donde a diario se tiran
toneladas de comida, y eso no me lo han contado, eso LO HE VISTO YO,
Hace unos 8 años, yo trabajaba como
barrendero en mi pueblo, Tavernes Blanques, y, entre otras tareas, iba a veces
a la recogida de basuras nocturna. La contrata donde yo estaba contratado
recogía los Mercadonas de Tavernes Blanques, Foios y Museros, y YO HE VISTO,
contenedores hasta arriba de comida, que los que íbamos a la recogida a veces
nos llevábamos a nuestras casas. También es cierto que mucha de la comida que
tiraban era perecedera y no se podía aprovechar, pero también es cierto que,
por ejemplo, el pan, aún estaba caliente cuando íbamos.
Se tiraba fruta que lo único malo que
tenía era que empezaba a estar un poco madura, ¡la de plátanos que me he comido
sin que me haya pasado nada! La bollería también la tiraban, más que nada
porque empezaba a estar algo dura, pero que era completamente comestible. Pero
lo más escandaloso fue una vez que, cuando finalizó el mundial de Alemania,
había una marca de cervezas que hacían propaganda de los países que participaban.
Pues como terminó el mundial las tiraban a la basura.
Otro caso era cuando terminaba la campaña
de navidad, tiraban todos los polvorones, mazapanes y turrones, ¡el día 7 de
enero!, ni siquiera estaban caducados.
Está claro que cerveza o polvorones no
son productos de primera necesidad, pero tirarlos a la basura me parece un
escándalo.
Con todo esto, quiero decir, que si las
grandes superficies diesen sus alimentos que están un poco “pasados” a ONG´s
habría mucha gente que podría comer, y no se tendría que ver gente cogiendo
comida de los contenedores, que como ya dijo nuestro entrañable presidente
Alberto Fabra, da mala imagen.
Pero volviendo al “escándalo” de Sánchez
Gordillo, yo solo he puesto estos ejemplos que he vivido de PRIMERA MANO, que
si el hecho en sí, sí que puede ser un poco desafortunado, el origen es la lamentable
situación por la que pasan numerosas familias españolas que no tienen nada para
dar a sus hijos.
Y ya para terminar, pediría a los
salvapatrias de pacotilla que salen siempre que alguien se sale de sus renglones,
que más les valdría preocuparse por que coman todas las personas que de un modo
u otro les paga sus sueldazos, y así gente tan honorable como Juan Manuel Sánchez
Gordillo no tendría que hacer estas cosas.
Y con respecto a Gordillo, un abrazo y
todo mi apoyo, y sigue así expropiando terrenos a la nobleza, al ejército y a
los señoritos andaluces, que no han trabajado en su puñetera vida. Sigue
ocupando bancos y cajas de ahorros que exprimen a las personas, para que por lo
menos les resulte molesto. Y por último, sigue haciendo todo lo que haces para
que las personas tengan una vida más digna, y haz posible esa utopía hacia la
paz.
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