Escribo esto desde la más profunda
indignación y enfado. Porque no puede ser que unos sinvergüenzas que se hacen
llamar gobernantes políticos se ceben con tanta saña con gente tan indefensa.
Escribo esto en nombre de mi hermana,
María Isabel, y en el nombre de tantos hermanos y hermanas, hijos e hijas,
madres y padres. Porque quiero hacer salir toda la rabia que tengo acumulada
desde lo más hondo de mi ser.
El gobierno de la Generalitat el día 2
de agosto del año pasado, en pleno periodo vacacional, aprobó con nocturnidad y
alevosía, como hacen las malas gentes, y sin consultar con nadie, el Decreto
113/2013 en el que nuestros queridos gobernantes obligan a los “usuarios” como
ellos los llaman a “contribuir” al sostenimiento de los centres ocupacionales o
de día que hay por todo el País Valenciano.
Este copago, que nació mal y se ha
criado peor, por medio de una fórmula que ni ellos saben interpretar, dictamina
cuanto tienen que aportar cada “usuario/a”, dependiendo de su patrimonio. Pero
esto dicho así no debería ser arbitrario, pero cuando bajas a hablar con las
familias, cosa que los impresentables estos no han hecho, ves que la realidad
es completamente distinta e infinitamente injusta.
Este decreto establece que haya gente
que tenga que pagar hasta 400 euros mensuales solo por la desgracia de que su
familia haya puesto a su nombre el piso familiar “por lo que pudiese pasar en
el futuro”, o que otro “usuario “con parálisis cerebral tenga que pagar cerca
de mil euros mensuales por el siempre hecho que sus abuelos le dejasen unos
terrenos “por lo que pudiese pasar en el futuro”.
Las familias siempre hemos intentado
proteger a nuestros “usuarios” como dicen ellos, y ahora resulta que ha sido un
error, ya que las abubillas estas que mal gobiernan la Generalitat también se quieren
apropiar de lo poco que tienen.
Abubillas como el impresentable de Juan
Cotino, que esta semana se le ha oído decir que no iba a dar ni un duro a los
centros ocupacionales, que para eso lo da a sus residencias privadas y así hace
negocio y se enriquece él y su PUTA familia. ¡Miserable!
O como la Presidenta del Consorcio
Comarcal de Servicios Sociales de L´Horta Nord, señora doña Ana Pastor
Balaguer, que en una asamblea con familiares, representantes políticos y
trabajador@s de los centros asistenciales de L´Horta Nord, se limitó a decir
que ella solo hace lo que le dicen.
Señora, si esto es así, deja mucho que
desear usted como persona, y no sé como la debería calificar. Pero muy buena
impresión no da.
Los familiares seguiremos luchando
contra esta ley injusta que pretende arruinar a los más indefensos. Personas y
no “usuarios” que no se pueden valer por si solos y que cualquier persona con
un poco de humanidad serian a las primeras que debiera proteger. Pero como esta
gentuza no tiene ni escrúpulos ni corazón les da igual.
Porque cualquiera de los familiares
afectados, que en muchos casos las estamos pasando canutas, nos buscamos la
vida como sea. Pero nuestros familiares están indefensos. ¡A ellos tenemos que
buscarles la vida nosotros! Y los poderes públicos tendrían que velar por su
bienestar, máxime cuando en el gobierno de la Generalitat hay una consellería
de Bienestar Social que me pregunto yo para qué coño está, si sus principales “clientes”
los tiene abandonados a su suerte.
Esto por supuesto tiene un trasfondo
político e ideológico claro. Esta gentuza está en contra de todo lo que sea
público, y quiere que las personas dependientes vuelvan a la indigencia y a la “caridad
cristiana” de antaño, donde se encerraban a los tonticos todos juntos para que
no diesen mala imagen, y se les daba de vez en cuando algún chusco de pan para
tener las conciencias tranquilas.
Pues no, mis queridos impresentables. No
vamos a volver a encerrar a nuestros familiares en casa para que no hagan feo,
ni como si fuesen monstruos de feria. Las familias, y yo por lo menos, nos
vamos a dejar la piel en su defensa en contra de sus ideas cuasi genocidas,
porque si, La Solución Final que planteó en III Reich en la Alemania de la
década de 1940, también pretendía acorralar y eliminar a enfermos físicos y
mentales. Pues como contra el Nazismo, en contra estaremos de sus medidas,
porque la gente ya no se calla. La gente ya empieza a despertar y no vamos a
permitir que entierren en vida a nuestros familiares.